En la tarde de hoy, la reconocida periodista barranquillera Diva Jessurum y su novio Rafael Caparroso vivieron momentos de mucha tensión, tras sufrir un robo por parte de un hombre fuertemente armado, el hecho se produjo en el parqueadero de un restaurante, en el norte de Barranquilla.
La pareja de novios se encontraba departiendo juntos a la hora de almuerzo, pero su integridad se vio perturbada por un delincuente que los amedrentó con un revólver y les quito algunas de sus pertenencias con dos relojes marca Cartier y una cadena de oro. Según informaron las autoridades, el hombre que cometió el atraco fue identificado como Jonathan Giraldo Quintero.
El informe operativo señala que la pareja de novios conformada por Diva Jessurum y Rafael Caparroso, tan solo 45 minutos antes que se produjera el robo, habían llegado a la ciudad para pasar el fin de semana en Barranquilla.
Diva Jessurum
El comandante de policía indicó que el atracador trabaja en con junto con otras personas por medio de modus operandi con otros delincuentes que marcan a sus víctimas a la salida del aeropuerto internacional Ernesto Cortissoz.
Tenemos información de que el modus operandi de este individuo es que tienen unos marcadores desde el mismo aeropuerto, se fijan en las joyas de alto valor, van avisando en los trayectos y es en el norte de Barranquilla donde ejecutan los hurtos”, expresó el coronel.
La comunicadora social brindó declaraciones inmediatas en la que afirma que «fue terrible lo que pasó».
«Nosotros estábamos en el carro y de pronto llega a este tipo, amenazándonos con el arma, insultándonos. Me arrebató la cadena y llegó directamente preguntando por los relojes y el maletín que traíamos nosotros del aeropuerto», relató.
También manifestó que en ese terrible momento ella como su pareja entraron en shock, pero indicó que quedó «gratamente sorprendida» por la rapidez con la que reacciono la Policía Nacional.
Según las autoridades, Giraldo Quintero, ya contaba en el historial judicial con una anotación por el delito de hurto en el año 2012.
Por: Osvaldo Amarís
