Pacas de ropa: una opción creciente en los barranquilleros

El sol barranquillero estaba furioso como nunca, y quemaba como siempre, era la 1:40 de la tarde y el termómetro de mi teléfono registraba 31 grados centígrados. Ya había leído y escuchado hablar sobre las populares pacas de ropa de la calle 30 del centro de la ciudad, ese lugar mágico donde se vende casi de todo, un sitio en el que se encuentran toda clase de labores, oficios, tareas, trabajos y «rebusques». No sabía si a estos almacenes populares se acercaban a comprar personas de todos los estratos, niveles socio-económicos o como quieran llamarles, y me di cuenta que sí.

Estudiantes, padres, madres, adultos mayores; hijos, mujeres y hombres. Público de todos los sitios y partes de la región, se pueden encontrar prendas de casi todas las marcas y estilos – claro, hay que saber buscar en estas minas donde se puede encontrar una pieza que sea como una joya, o bien, una prenda maltratada, rota, descosida o manchada – desde chaquetas para el invierno y bufandas, hasta bermudas, camisetas y vestidos de novia.

Llegué primero a uno de los almacenes, llamado Óscar de la 30 (ubicado en la calle 30 con carrera 38, después de la plaza de la parroquia san Roque) con un nombre parecido al del reconocido diseñador, pero que a diferencia de aquellos almacenes de lujo y pomposidad, el de la 30 maneja precios bastante bajos. La administradora dijo que no podía responder mis preguntas, que me dirigiese al otro local llamado ‘Don Pedro’, este se encuentra en la misma calle pero en la carrera 40. Fui, y el que me recibió con una sonrisa y un buen estrechón de manos fue su propietario, el señor Pedro, un hombre con un acento que revelaba su origen del interior del país. Blanco, canoso, de aproximadamente 1 metro con 70 centímetros de altura y cuya edad podía estar entre 45 o 50 años. Lastimosamente él tampoco pudo responder mis preguntas pues su almacén estaba abarrotado de gente, lo que hice fue verificar todo lo que había escuchado y leído, para mi fortuna, sí. Lo más barato son los pares de media a 1000 pesos y lo más costoso los vestidos de novia que rondan los 55 mil. “Si vas a un centro comercial, una Tommy Hilfigher te cuesta 40 mil, aquí la puedes encontrar en 15” me dijo una de las trabajadoras del lugar, y lo pude comprobar.

Lo más barato del lugar: medias a mil pesos.

Encontré pantalonetas, jeans y bermudas de marcas reconocidas que por lo general en un centro comercial costarían entre 50 y 100 mil pesos, en estos pulgueros no pasan de 10 o 40 mil dependiendo el estado de la prenda. Tenía que quitarme la duda así que, sin pena pregunte si se hacían promociones, me respondieron que no, “la ropa se vende a un precio que es prácticamente regalada” mencionó otra trabajadora que atendía el punto en el que yo estaba. Las pacas vienen de los Estados Unidos y contrario a lo que creía no es obsequiada. Todas las prendas se compran y se envían en eso, pacas, viene clasificada en ropa de niño, de hombre, de mujer, chaquetas, sacos, camisetas, shorts, etcétera.

Interior de almacén Don Pedro, calle 30.

Más o menos una hora después de haber ingresado, ya el flujo de gente había menguado, entonces me acerqué al dueño, “señor Pedro, ¿usted es el propietario de cuantos locales?” A lo que él, muy sereno contestó: “3 mijo”, en efecto, es el dueño del anterior local visitado ‘Óscar de la 30’, del que lleva su nombre ‘Don Pedro’ y de ‘El baúl de Vivi’, en mi visita a los dos locales mencionados anteriormente pude observar que trabajaban entre 9 y 10 personas por almacén, aparte de ser una ayuda para el bolsillo también lo es para las personas que no tenían trabajo y gracias a estos puntos de venta tienen una entrada económica.

Para el colombiano promedio puede ser complejo vestirse no solo él, sino también toda su familia, pero, estos pulgueros y tiendas de segunda mano pueden ayudar a alivianar la carga del gasto en prendas.