Lee y descubre qué es lo que hace únicos a los barranquilleros
Barranquillero, ese ser mágico, alegre, ruidoso (en el buen sentido), jocoso, trabajador, emprendedor, de buen paladar, de buen vestir, comprometido… y si sigo, no acabaría hoy.
El barranquillero debe ser: juniorista, de los firmes, no de resultados, aun en las derrotas. Amar al club por encima de otro club, ser hincha del junior es tener un corazón fortísimo, preparado para «parir», como decimos jocosamente, cuando nos empatan a último minuto, o empatamos un 3-0. Ser hincha del junior es sudar la camiseta con los que están en la cancha.
Ay, la comida barranquillera: arroz de lisa, arroz de payaso, mojarra frita con arroz de coco y agua’epanela, arepa’e huevo, raspao’, la arropilla, la chicha, el boyo’e yuca, la butifarra (fiel compañera del estudiante promedio), el popular guándolo; la alegría (adoptada de cartagena), la pata’e perro, el rasguñao’, sopita de mondongo, la sopa de guandul y el dulce de guandul, que el arroz de leche, que la salchipapa, que el: «arroz, carne y taja’ ”… tantos manjares. El barranquillero tiene un paladar exquisito, multisabor, dado a todo, fresco.
Barranquilleros
El barranquillero es alegre, en todo, en las deudas, en la quincena, en la playa, en el empleo, en todos lados, hasta en vocablo. Poseemos un vocablo amplío, podemos ser relajados y formales a la vez, podemos decir: «ajá», «je», «jum» y significan lo mismo y lo opuesto a la vez.
Sabemos bailar salsa, merengue, champeta y cumbia desde que estamos en el vientre, brillamos baldosa desde pela’itos y si no sabemos un pase… nos lo inventamos.
El barranquillero es ese ser que le lleva alegría a todo el mundo y le sobra para todo el año. Siéntete orgulloso de serlo, y si no lo eres, ya sabes cómo identificarnos.
Por: Leonardo Obredor