Sin duda alguna, Barranquilla es el mejor vividero del mundo, el lugar en donde propios y extraños siempre vamos a queremos vivir y estar en esta tierra grande y prospera. La siguiente es que la historia de Juan Pablo Triana, un joven cachaco quien se enamoró completamente de nuestra Curramba la Bella, del Junior y del Jugo de Corozo.
A continuación compartimos su carta abierta a Barranquilla, tal cual y como la escribió para Soy Barranquillero, en donde desde el fondo de su corazón expresa su amor, cariño y sentimiento por esta tierra currambera:
Siempre había escuchado de una ciudad industrial en la costa que no tenía nada turístico ni de interés: Barranquilla. Ya conocía Cartagena y Santa Marta pero jamás me había interesado por “esa ciudad de allá que hacen es que un carnaval pero que no tiene playa”, así decían.
Por cosas del destino un amor se fue a vivir a esa ciudad y yo en el afán de estar al lado del amor y de conocer esa ciudad fui. “Bienvenidos a la ciudad de Barranquilla, tenemos una deliciosa temperatura de 34 grados”, palabras dichas por el piloto a la llegada del Ernesto Cortissoz, apenas me baje sentí esa cálida temperatura de costa y pensé que clima tan deli. Tímidamente camine por aquel en esa época antiguo aeropuerto mirando hacia todos lados, solo veía personas relajadas y sonrientes.
Le salió camello en Barranquilla
Esa primera visita fue fugaz ya que solo duro dos días en los cuales estuve en Cartagena, por lo cual aún seguía con la intriga de conocer esta ciudad.
Luego de varios meses de relación a distancia y de visitas cortas, la vida me dio una sorpresa: un trabajo en la Arenosa.
En los primeros 6 meses amaba el jugo de corozo, los fritos, el patacón con suero al desayuno, la champeta y hasta la música africana; todo nuevo para mí, lejos de mi cultura y mis costumbres cafeteras: Me había convertido en un Barranquillero más que amaba la ciudad, la cultura y hasta se emocionaba con el Junior.
Llego mi primer carnaval, todo nuevo para mí y mágico, leí acerca de su significado, de sus personajes, lo disfrute al máximo con agua, espuma y harina, hasta mascara de marimonda compre.
Un año después en Barranquilla
Paso un año, ya no habían arroyos, teníamos un malecón y una ventana al mundo, más motivos para invitar a la gente de mi tierra a que se dieran la oportunidad de conocer esta Hermosa Ciudad con su gente amable, alegre y claro muy trabajadora (siempre les decía los costeños no son flojos, antes son unos verracos trabajar en este calor). Varios amigos vinieron quedaron con una visión distinta de nuestra Bella Barranquilla.
Luego de unos meses por cosas de trabajo tuve que regresar a mi natal Pereira, con la ilusión de regresar a mi Quilla Hermosa, una tierra mágica que me hizo vivir lo mejores dos años de mi vida, donde fui feliz, Donde “las batallas son de flores, la alegría se come y las lluvias de oro”. Amo a Barranquilla, me emociono por el Junior, soy pereirano de nacimiento, pero Barranquillero de corazón.
Gracias Barranquilla eres grande por el amor que tu gente te profesa día a día.
Por: Osvaldo Amarís