Alberto Linero se ha convertido en uno de los influencers más seguidos de Colombia en su red social. Aunque ya era así cuando era padre, desde que renunció a estos hábitos, la gente ha tenido grandes expectativas, por conocer a la persona con la que sostiene una relación desde hace un buen tiempo.
En su cuenta de Instagram, Alberto Linero publicó una foto de su pareja frente al mar desde atrás, con un mensaje simple pero contundente: «Es ella». La publicación ya ha tenido más de 23.000 me gusta en la plataforma, con más de 1,3 millones de fans. .
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En una entrevista con SEMANA hace unos años, Linero explicó qué lo llevó a dejar este hábito. El escritor y miembro del equipo de radiodifusión fue ordenado sacerdote en 1993. En 2018, decidió dejar el clero y optar por otro curso. El libro «La vida de otra manera» fue publicado por «Editorial Planeta», reflejando por qué hizo esto y fue también una fuente de motivación para otras personas, quienes, como él, sintieron que tenían que explorar nuevas rutas en el medio. del camino. “El libro tiene esa doble intención: dar mis razones de por que cambié de rumbo, pero también motivar a otros a hacer un cambio”.
El padre Alberto Linero recibió una carta del Papa Francisco en la que le ofrecía “la misericordia de la dispensa”, salvándolo así del celibato y la obediencia -aunque Linero le aseguró que siempre obedecería- lo alentaron a seguir su camino católico y predicar el evangelio, incluso si se enfrenta al peligro de muerte pidiendo perdón, Linero debe seguir siendo pastor, porque no ha dejado de ser pastor, simplemente no hace ejercicio ni practica.
“El día que recuerdo con mayor felicidad fue el de mi ordenación presbiteral, el 25 de marzo de 1993. Monseñor Eladio Acosta me concedió el ministerio, que no voy a perder nunca. Ese fue un día feliz porque desde los 16 años había soñado con él y en ese momento se me permitió servir de mediador para el perdón de los pecados”, le dijo a SEMANA.
En el diálogo con SEMANA, Alberto Linero señaló que cree que “nos hace falta espiritualidad. No concibo que podamos rezar e ir al culto y que no nos podamos entender ni hablar ni respetar ni construir consensos a pesar de las diversas opiniones. Creo que necesitamos una experiencia espiritual que nos haga trascender posiciones, intereses y nos ayude a comprender que podemos tener objetivos comunes en medio de las diferencias. A los colombianos les hace falta entender que nadie es mejor que nadie”.